Intercultural

“Michael” Sagal, artista plástico que no se dio por vencido

La falta de recursos no truncó su sueño de ser artista plástico. El niño que empezó a plasmar su entorno social en hojas de los cuadernos de escuela, hoy colorea sobre lienzos y hasta hace pintura corporal en esculturales modelos, arte que se denomina body painting.

Toda su vida la ha dedicado a la plástica, al realismo. Miguel Ángelo Sagal Apuango tiene 50 años y, pese a las penurias que atravesó durante su niñez y juventud, con su preparación autodidacta ha logrado el éxito. La perseverancia ha hecho de él un profesional, lo que se sintetiza en una lección de superación.

A diario abre su estudio de arte en la parroquia Bayas, de donde es oriundo. Frente a Villa de Lourdes, sobre la calle Manuel Agustín Aguirre, resalta su letrero: “Artex Studio Of de Art”.

Sus días transcurren en medio de pinceles, caballetes, lienzos, brochas, acuarelas, lápices, pinturas de colores, témperas, bolígrafos, esmaltes, acrílicos, óleos, que son sus herramientas de trabajo y cada una cumple su función determinada a la hora de hacer un trabajo original y minucioso.

Para él, con sus 33 años de trayectoria, es útil desde un pedazo de carbón que se usa para azar cuyes.

“Michael”, nombre artístico, empezó desde muy chico. La primaria la cursó en la escuela La Salle, donde despertó su curiosidad por la pintura y el dibujo. Las tareas que le imponían sus maestros en esta materia eran de su dominio. Le mantenía intranquilo el hecho de que sus compañeros no podían con facilidad hacer los diseños que les imponían, fue ahí que se dio cuenta de su aptitud.

Sus habilidades se desarrollaron aún más en el colegio Juan Bautista Vázquez. Al terminar la secundaria, su difícil situación económica no le dio la oportunidad de estudiar una carrera en la universidad. Es el quinto de entre seis hermanos y sus padres se dedicaban a la agricultura, actividad que no dejaba réditos.

Sin embargo, optó por formarse por iniciativa propia, con su referente Oswaldo Guayasamín. Tomó una serie de cursos particulares en varias áreas. En la ciudad de Cuenca,hay temporadas que les convocan para actualizar conocimientos, a los que acude sin excepciones.

De joven leía libros, también le atraía las exposiciones, así como los museos en la capital azuaya. “Era algo que muy pocos jóvenes iban a hacer eso realmente, yo era loco por asistir a las galerías de arte; pero eso me fue nutriendo.

Ya en la madurez conoció a Carmita Jara, su esposa, con quien procreó dos hijos: Jairo Ariel (16) y Liliana del Rocío (13), que también practican artes plásticas y en la actualidad, cursan la Escuela Cantera.

“Michael” ha perdido la cuenta del número de obras realizadas a la fecha, en su mayoría las ha vendido, no así estima que superan las 300. Recientemente plasma un atardecer en un cuadro, con el color naranja que predomina.

Sus obras han sido parte de extensas galerías. Recordó que su primera exposición propia fue hace unos 30 años. Su arte ha rebasado fronteras, muchas de sus creaciones han sido llevadas por enamorados coterráneos a otros países, entre ellos Estados Unidos.

En los últimos años, su talento ha tenido ciertas innovaciones, una de ellas es la incursión en el body painting. En febrero pasado participó en el décimo cuarto concurso nacional de cuerpos pintados Veracruz 2018, en Pastaza. También ha presentado este tipo de trabajos en Azogues.

Sus conocimientos los comparte con las nuevas generaciones. Este año dictará colonias vacacionales en Azogues y Biblián.

En su taller también ofrece serigrafía, aerografía, diseño gráfico, y la elaboración de maquetas y material didáctico. (I)

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