La migración y la transculturación

“Una de las razones principales por las que la gente emigra, es la posibilidad de buscar bienestar”. Así lo sostiene María Amelia Viteri, Ph.D en Antropología Cultural. Para ella es importante tomar en cuenta variadas consideraciones desde la antropología y desmitificar que ese migrar, no se da por cuestiones exclusivamente económicas, pues las personas en condiciones de extremas de pobreza no son las que más migran.
Si bien en el caso de las provincias de Azuay y Cañar, es la población campesina indígena y la clase trabajadora la que decide irse, esto no significa que sean las personas en extremo grado de pobreza, por lo que, desde el punto de vista de la antropóloga, es importante analizar otras causas que impulsen a los que emigran, ese deseo de moverse a otro país.
Ese bienestar al que alude Viteri, no se relaciona determinantemente con el Sumak Kausay o Buen Vivir, porque a su criterio, estos fenómenos no son exclusivos a nuestro país o región, se los ve alrededor del mundo; sin embargo, afirma que en nuestro territorio hay ciertos momentos históricos que catapultan más movilidades que en otros.
Para Viteri, en los últimos 50 años, Ecuador ha tenido tres momentos claves en el fenómeno migratorio, sobre todo a Estados Unidos. La primera y que fue la ola más fuerte, se registró en 1999, cuando el país entró en la dolarización. El incremento triplicado de los productos de consumo común, hizo que la gente emigrara.
Un segundo momento anterior a esta ola, es aquella que se dio en la década de los 70. Ese entonces fue la población de clase media, educada, con una ventana de trabajo que se abrió en Nueva York, la que decidió abandonar el territorio para laborar en fábricas, obtener un permiso de trabajo y casi inmediatamente una residencia e incluso una ciudadanía a la que la mayoría no optan.
La tercera e importante etapa de migración, a decir de Viteri, se registró cuando se produjo el retorno de los migrantes ecuatorianos desde España, por las condiciones económicas de ese país. Esa circunstancia produce una nueva ola de migración hacia Estados Unidos.
Amelia Viteri, quien coordina el eje de género del Proyecto de Investigación Explorando la Economía de la Violencia en los Sistemas Fronterizos de América Latina con FLACSO/Ecuador, tiene entre sus principales áreas de investigación y cátedra el tema de las movilidades y sus intersecciones con los campos de ‘raza’, etnicidad, clase, migración, género y sexualidades, tanto en Ecuador como en Estados Unidos; todos esos estudios los desarrolla desde una perspectiva antropológica que abarca los Estudios de Género, Migración, Teoría Queer y Globalización.
Cuándo se emigra se arraiga una identidad y por ende se produce un primer cruce que tiene el inmigrante con su identidad. La inquietud plateada a la antropóloga entonces es ¿cómo el fenómeno migratorio también influye en la cultura de nuestra gente?
Su trabajo realizado con ecuatorianos en Nueva York y latinoamericanos en Washington DC, deja ver que hay varios choques culturales, uno de ellos el entender cómo funciona una persona a nivel de individuo; es decir, las comunidades ecuatorianas y latinoamericanas son bastante comunitarias, tienen una relación más cercana entre varias personas, mientras la concepción estadounidense está centrada en el individuo único, donde si bien la persona opera con una red, también es individualista.
Esa es una de las cosas vivenciales que en los relatos y entrevistas a los inmigrantes ecuatorianos, allá en Estados Unidos salen a flote y se relacionan con el poder adaptarse a ser un individuo que toma decisiones por sí mismo y que tiene que agenciarse y aprender solo o sola esta nueva forma de vida. Pero hay muchas situaciones que se da en este proceso de transculturación de la gente, que ha dejado su terruño y que adopta aspectos culturales que sustituyen parcialmente a la propia, y sobre eso Viteri habla en la siguiente entrevista.
¿Cómo es el choque identitario?
Vemos diferentes grados de integración o de no integración. Por ejemplo, las comunidades que migraron en los años 60, con un perfil muy particular, están absolutamente integrados en los Estados Unidos, lo interesante es que una buena mayoría declinaron el tener una ciudadanía estadounidense, situación contradictoria a esta época, cuando lo ideal sería tener una ciudadanía. Entonces esta población (la que se fue en los 60) sí logra integrarse, el idioma es una gran ventana para eso. Después, en la ola migratoria que se da luego de los años 60, los barrios como Queens, era el sitio de llegada de los ecuatorianos, ahora hay muchos más, se han diversificado, depende mucho del lugar de llegada, de si ese lugar le brinda posibilidades de movilidad social, más rápidas o no.
¿Qué pasa con las mujeres campesinas?
Las mujeres campesinas son un caso extremadamente interesante. La precariedad que tenían acá (en Ecuador) vuelven a tener allá. Es decir, un trabajo en barrios aislados blancos como Long Island, sin hablar a veces ni el español tampoco el inglés, sino con un idioma quichua casi primariamente, mujeres muy aisladas de sus barrios tanto latinos como ecuatorianos, no cambió mucho la precariedad de su condición. Por ejemplo, ellas no tenían acceso a la Seguridad Social antes de las políticas migratorias más crudas, ni después, entonces se vio que su seguridad social era prácticamente nula, idioma nulo. Después que llegaron a un estado precario tenían otra variable, que es el género. Entonces el género, lugar de procedencia y la identidad sexual, catapulta el salir de los barrios étnicos y tener acceso a toda la información y los recursos que brinda la ciudad de Nueva York. Nueva York es la mejor ciudad para los inmigrantes, la que más recursos tiene para apoyar a una persona migrante.
¿Racialmente mestizos, cuando llegan allá encuentran casi todas las razas del mundo, hay un choque de razas y cómo siente el ecuatoriano este encuentro?
En algunos grupos he visto que se exacerban las diferencias, entonces si tomamos en cuenta a Nueva York como puntual ejemplo, lo que se ve es que hay más de cincuenta organizaciones ecuatorianas con algún fin, sea cultural, educativo o similar. Hay tantas porque cada comunidad, de cada pueblo y región, ha hecho su propia organización, y entonces los restaurantes ecuatorianos que antes había uno, ahora hay seis, el costeño, el serrano y dentro de ellos están los cuencanos y los de Cañar. Primero diría yo que hay una exacerbación del regionalismo dentro de la ciudad de Nueva York, y después -lo que he visto aunque dependerá del caso- se tiene una afirmación de fascismo contra lo afro y en otros casos un acercamiento a lo afro. Es muy difícil generalizar porque hay diferentes casos. Creo que algunas personas, las que mejor se integren, aprenden de esta diversidad, se enriquecen y se convierten en personas con más empatía y menos discriminadoras. Pero también hay otro grupo, que sus ideas originarias de acá que es un país bastante racista, se exacerban por inseguridades en un contexto tan diverso como el de Nueva York.
¿Qué pasa cuando los inmigrantes ecuatorianos se unen a ciudadanos de otros países que tienen culturas diferentes, se da otro proceso de simbiosis cultural?
Absoluto. He conocido muchísimas parejas y tienen negocios en conjunto, como ecuatorianos – mexicanos, ecuatorianos – colombianos que es más común; ecuatorianos – venezolanos, los mismos ecuatorianos – estadounidense, es decir hay una diversidad absoluta.
¿Eso marca culturalmente, absorben los rasgos y un hijo asimila las dos culturas?
Yo diría que eso depende mucho de la composición subjetiva e identitaria. Hay personas que se integran, integración no es lo mismo que asimilación, entonces si tienen una madurez o una inteligencia emocional, dependiendo de las herramientas, aprenderán de una identidad y de la otra y tener una identidad si quiere no una monolítica sino plural, entonces no se necesita escoger si es de uno u otro lugar… la identidad nunca es estática.
¿Pero no se olvidan de dónde provienen, por más que pasen los años y siempre manifiestan esa identidad en su vestir y dialecto?
Siempre. Algo que he visto en las comunidades ecuatorianas de Nueva York -sea cual sea su tiempo de vivir allí- es que hay un absoluto apego al país, incluso hay un apego excesivo que impide integrarse en ese otro lugar donde viven más tiempo del que vivieron en Ecuador, y en ese sentido hay que pensar cuáles son los factores que permiten integrarse con más facilidad. La ciudadanía legal ayuda para que esa persona pueda dar lo mejor de sí en esta identidad plural o en cualquier lugar en el que esté.
¿Cuáles son las festividades que se han reproducido allá desde su raza o desde su etnia?
Todas las fiestas de celebración, La Virgen del Quinche, el Inti Raymi, el desfile del Diez de Agosto, cada uno de esos se reproduce en Nueva York, no hay un solo desfile, a veces hay cuatro desfiles en la misma ciudad, organizados por diferentes grupos de ecuatorianos y se ve una pertenencia ecuatoriana que se manifiesta en la comida. En la avenida Roosevelt están restaurantes ecuatorianos, tiendas ecuatorianas donde se compra desde arroz de cebada hasta galletas Amor, en el verano hay los carros con choclos asados y los maduros, las empanadas de verde, cuy que cuesta tres veces más que en Ecuador, pero en Nueva York en particular.
9.000
¿En los desfiles lucen trajes de las etnias?
Entre las personas que asisten se ven muchísimas camisetas de la selección, prácticamente todo amarillo con la bandera, se ven muchas banderas del Ecuador. Entre las personas que desfilan están aquellas que tienen trajes típicos, varias señoras empujan un asadero con un cuy, vestidas de Chola cuencana, o mezclan los ropajes entre el de Chola cuencana y los cañaris, otras personas mantienen su traje como los Saraguros y desfilan con eso. Como hay tantas organizaciones, cada una de ellas decide cuál será su presentación en el desfile. Hay una transposición de los trajes originarios de cada comunidad, pero también hay una fusión de trajes, de colores, de sentidos de pertenencia, hay mucha fusión también.
¿Las nuevas generaciones de ecuatorianos nacidas en Nueva York, qué concepto tienen de este país y de su cultura?
Tienes una idealización absoluta del Ecuador, tiene mucho cariño y mucho sentido de pertenencia. Hay jóvenes que buscan rescatar las tradiciones en niños y niñas, hijos de comunidades quichua hablantes, que sienten una responsabilidad con su ciudad.
¿Sienten esa pertenencia ecuatoriana?
Ahí hay dos cosas, la idealización de Ecuador con la foto o lo que les cuentan sus padres. Dependiendo de su narrativa, si ha sido positiva y los jóvenes crecieron con comida ecuatoriana, eso como que genera una identidad fuerte y un apego a Ecuador. Mientras su familia estuvo más cercana al Ecuador y de manera positiva, su imagen y pertenencia será arraigada. Pero también hay personas migrantes -no necesariamente nacidas allá- y se fueron con resentimiento del país, en ese sentido tiene mucha resistencia, hay una negación al ser ecuatoriano. Se niega los orígenes y se integran a esta otra comunidad. (I)
Fuente El Mercurio