Intercultural

Tienda de “Doña Elisa” una parte de Biblián

Visitar la tienda de doña Martha Barreto, es viajar por un momento al Biblián de antaño.

Pese a los cambios realizados en la vivienda, aún se conservan los elementos que dibujan este negocio con más de 60 años de tradición. Es uno de los pocos negocios en la ciudad, que aún funciona en una vivienda patrimonial con más 100 años de antigüedad.

La tienda está ubicada en la calle Mariscal Sucre, casa de sus abuelos, don Luis Antonio Ávila y doña Elisa Arévalo Corral, quienes fueron los iniciadores del negocio. Ambos fallecieron hace 48 y 13 años, respectivamente.

A partir de su muerte, doña Martha heredó el negocio de sus abuelos, quienes, en sus primeros años de matrimonio emprendieron un negocio de elaboración y venta de quesos, luego de cárnicos y abarrotes, que con el tiempo se convertiría en una tienda familiar y que forma parte de la historia de Biblián.

 

Los inicios

Martha Barreto relata que sus abuelos procrearon una sola hija, su madre Amparito Ávila Arévalo, quien se casó con Redentor Barreto, con quien tuvo 12 hijos, 2 de ellos fallecidos. Recuerda que por la difícil situación económica sus padres viajaron a trabajar a Guayaquil y le dejaron con sus abuelos, con quienes compartió gran parte de su vida.

Recuerda que desde que era niña, sus abuelos empezaron con la elaboración y venta de quesos, cuya marca se denominaba L.A. (Luis Ávila), en una vivienda junto a la tienda actual. Al ver que el negocio de quesos dejaba buenos réditos económicos, deciden abrir en un espacio más grande para lo cual adquieren una vivienda de bahareque a una familia Cabrera, allá por el año 65. En la nueva vivienda (ubicada junto a la anterior) adecuaría con cerchas, vitrinas y mostradores su nuevo local. La leche para la elaboración de los quesos provenía de ganaderos del área rural de Biblián, quienes viajaban en mula desde Molobog.

La vivienda era grande que les permitía incluso rentar para que funcionen varias entidades públicas, allí funcionó la Comisaria de Policía y fue sala para varios eventos públicos. El patio de la casa servía para que niños y jóvenes admiren obras de teatro y circo.
Se diversifica

A mediados de los años 70, se sumaría a la industria del queso, un nuevo negocio, la venta de cárnicos, especialmente carne de pollo, res y cerdo, además embutidos como mortadela y vienesa. En esa misma época, doña Martha iniciaría su labor como docente, lo que no le permitía ayudar a sus abuelos.

En 1971, con la muerte de su abuelo, empezó a decaer el negocio, sin embargo, decidió apoyar a su abuela para que continúe con la venta de cárnicos. Por un tiempo largo, empezó a retribuir el negocio y deciden con su abuela, aumentar y convertirla en una tienda de abarrotes.

Su abuela viajaba a Cuenca para comprar los productos y otros venían en ferrocarril que cruzaba por Biblián, especialmente frutas y harinas. La leche se vendía en litros y el pan y dulces eran elaborados en horno de leña para los clientes.

A finales de los años 90 e inicios del 2000, su abuela empieza a decaer en su salud, lo que no permitía abrir la tienda con normalidad. En el 2006 su abuela se agrava y fallece. Doña Martha, entonces, quien ya era heredera de la tienda, y por los aportes económicos que realizaba, asume como dueña, sin embargo, por su labor como docente, decide vender a una ciudadana. Al poco tiempo, la señora que adquirió la tienda no obtiene rentabilidad, por lo que decide vender por partes y lleva todas las vitrinas, mostradores, y canecas.

Reapertura de la tienda

En el 2009, doña Martha recibe su jubilación como docente, y con ello decide adquirir el negocio estatal llamado EMPROVIT, el cual contaba con productos de bazar y abacería. Nuevamente abre la tienda en la misma casa de sus abuelos, para el efecto invierte una cantidad significativa de dinero en los productos y la refacción de la casa. Desde ese entonces y hasta la actualidad, se ha hecho cargo del negocio, el cual a su decir, ya no es tanto por obtener dinero sino el gusto de atender a sus clientes y mantenerse activa.

El negocio fue reperturado con el mismo nombre “Tienda Doña Elisa”, en alusión al cariño que siente por su abuela. Con vitrinas, mostradores y cerchas modernas, renació la tienda, la cual aspira no muera jamás.

Martha Barreto refiere que el negocio a pesar de no ser tan rentable como antes, es herencia de sus abuelos que, con el apoyo de sus hijos Marco, Salomé y Galo, aspira conservar hasta el último día de su vida.

El gusto de atender

“Las ventas han bajado bastante, antes se atendía hasta las 10 de la noche, ahora atendemos hasta las 8 ó 9, porque las calles son desoladas y ya no hay transeúntes; para mí la tienda es una diversión para mantenerme activa. No es tanto obtener dinero sino el gusto de atender bien a mis clientes”, finaliza. (I)

Botón volver arriba