Suscal

Centro Intercultural un segundo hogar para adultos mayores

El centro funciona en una vivienda arrendada, más adelante se trasladarán a la infraestructura que construye el municipio.

Diferentes historias y vivencias comparten a diario mujeres de la tercera edad que hicieron su segundo hogar al Centro Intercultural de Conocimiento de la Familia y de la Vida (Ayllukunapak Yachay Kausaymanta Wasi).

El centro fue creado por el Gobierno Intercultural del cantón Suscal y opera en convenio con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). El acuerdo interinstitucional en este año suma 45.492 dólares, de este total el aporte del MIES asciende a 16.980 dólares, mientras que la contraparte municipal es de 28.511 dólares.

El centro funciona con 20 personas, de los cuales 19 son mujeres; don José Guasco, de 68 años de edad, quien asiste con su esposa, es el único hombre que es parte de este programa. El lugar está a cargo de un coordinador, una psicóloga, una cuidadora y una persona que prepara los alimentos.

Jésica Heredia, psicóloga, informa que los adultos mayores en el centro realizan diversas actividades físicas y manuales. El objetivo es que se mantengan activos y ocupados, también reciben apoyo emocional y comparten sus experiencias de vida.

El personal del centro en ocasiones realiza visitas domiciliarias para la actualización de información de los usuarios, la mayoría son indígenas y viven solos, con experiencias de tristeza, soledad y pobreza. El centro es su segundo hogar, donde pasan a gusto y en compañía.

Jornada

Para los adultos mayores el día en el centro comienza a las ocho de la mañana: desayunan, realizan su aseo personal, luego participan de actividades de motricidad fina y física para ejercitar el cuerpo; a las diez de la mañana reciben un refrigerio, después ven una película o escuchan música; almuerzan y continúan con las actividades de recreación, y la tarde concluye con un refrigerio. La alimentación que reciben es sana y nutritiva.

Todas se afanan en los trabajos manuales y dan forma a figuras de animales, flores, corazones y otros objetos para decorar las paredes del centro, para la mayoría son actividades que por primera vez experimentan; desde que recuerdan siempre se dedicaron a los quehaceres de la casa, la agricultura y la crianza de animales menores.

“No es tan fácil cortar y realizar los trabajos”, dice Rosa Loja, de 77 años. “Soy soltera y vivo con mi hermana. Nacimos nueve hermanos y cuatro murieron”, recuerda con nostalgia. Para ella, el centro es su casa: “aquí nos tratan bien y estamos contentas”.

Tomasa Suquilanda, 90 años, se moviliza a diario de la comunidad de Ukawaycu para asistir al centro. Ella junto a sus compañeras se sienten contentas y acompañadas.

Para Simón Lema, coordinador, temporalmente el centro funciona en una vivienda arrendada, más adelante se trasladarán a la infraestructura que construye la entidad municipal para la implementación del Centro de Atención Prioritaria. (I)

Botón volver arriba