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Una tradición que se niega a morir

Alfareras del sector de Pacchapamba, perteneciente a la parroquia San Miguel de Porotos del cantón Azogues, innovan sus diseños, sin perder la técnica ancestral.

Ollas, jarrones, platos, tazas, masetas y una serie de objetos fueron exhibidos y vendidos al público por las artesanas en la plazoleta “Gonzalo S. Córdova”, el último martes, durante una feria.

Las artesanías que presentaron esta vez tuvieron algo especial. Y es que sus creadoras fueron parte de un proceso de actualización de conocimientos e innovación, impulsado por dos entidades.
La Escuela de Diseño de Objetos de la Universidad del Azuay y el Municipio de Azogues, a través de la Unidad de Turismo, suscribieron un convenio bajo dicho fin.

Se destaca la pintura sobre el barro, así como la elaboración de nuevas piezas como maceteros para bonsáis y ya no las tradicionales ollas que acostumbran.

El proyecto de fortalecimiento y apoyo a las alfareras se dio en dos etapas, explicó José Sanmartín, docente universitario.

Manifestó que se buscaron nuevos objetos y configuraciones de la forma para que las personas que se dedican a la alfarería reactiven su parte económica, sin descuidar los saberes y procesos artesanales que mantienen por años.

Sostuvo que trabajaron aproximadamente un año y las alfareras hoy en día tienen ya otra visión de su realidad.

En la primera fase, explicó el catedrático, se enfatizó en el proceso de la forma y la consolidación de hornos para que puedan quemar en sus casas, puesto que se hacían a cielo abierto. La municipalidad construyó un horno comunal para que lo hagan bajo techo, sin problemas de humedad. Además, se ponderó en la elaboración de piezas y modelos. Ya en la segunda etapa se reforzó todo lo relacionado a la forma y se trabajó en el color.
Diana Araujo, profesional de la Unidad Municipal de Turismo, mencionó que de esta iniciativa se beneficiaron aproximadamente 20 artesanas, entre antiguas y recientemente interesadas en aprender de este arte.

Los artículos de barro, depende del tamaño, fueron expendidos a precios módicos. Por ejemplo, una pequeña olla con su respectiva tapa que puede ser utilizada para colocar bombones cuesta 2,50 dólares, según dio a conocer la alfarera Aurora Fernández, quien mantiene un punto de venta en la plaza Rotary de la ciudad de Cuenca.

Fernández preside la Asociación de Alfarería “Reina del Cisne”. Segura está que el proyecto ejecutado, les brindó las pautas necesarias paraemprender e innovar sus creaciones. (I)

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