Rosario Tigre, de 77 años, dice que son muchos los años que lleva vendiendo cuyes asados en los mercados de Azogues; recuerda que, cuando comercializaba en el mercado “Bartolomé Serrano”, ofrecía un cuy asado por el valor de dos reales; hoy, el precio de venta es de 10 dólares.
Doña Rosario labora en el Recinto Ferial donde cada día, en su puesto asignado para la venta de este plato típico, se instala temprano; su primera tarea es encender el carbón y, luego, “cuando el fuego este vivo”, dar la vuelta el “cangador” que atraviesa al cuy que previamente fue pelado y aliñado.
Poco a poco el cuy empieza a adoptar el color característico del asado; “para que se dore más se le unta manteca de chancho”, dice.
Además de este espacio de comida típica, en el Recinto Ferial, hay otros. Desde lejos, al igual que el cuy, atrae el olor del hornado; son varias las mujeres que expenden este plato tradicional, que acompañado de mote pelado, llapingachos, y ensalada de tomate, lechuga y cebolla, es muy apetecido por propios y extraños.
María Yubi, quien atiende en uno de los puestos, además ofrece morcillas. Sus clientes llegan a cada rato, ella los atrae con un pequeño plato de cortesía que contiene mote y hornado, igual lo hacen las demás vendedoras.
Algunos de los clientes comen de pie, otros prefieren acomodarse en los espacios adecuados con mesas y sillas a un lado.
Al frente de los puestos de hornado están los locales de venta de comida, donde ofrecen desayunos, almuerzos y platos típicos como el caldo de gallina criolla, papas con cuero y huatita.
También están los puestos de tamales, humitas, quimbolitos y tortillas, así como de jugos, batidos y morocho. El Recinto Ferial está ubicado en la avenida Ignacio Neira y 10 de Agosto. (I)
