Migrantes generan reclamo en EE.UU.

Decenas de manifestantes continuaban ayer protestando en Murrieta, en el sur de Los Ángeles, contra el ingreso de inmigrantes a un centro de la Patrulla Fronteriza, tras bloquear el martes pasado la entrada de tres autobuses con menores indocumentados y forzar su traslado a la comunidad de Otay Mesa, en San Ysidro.
Aunque las protestas son aún incipientes y las autoridades no han tenido problemas para controlarlas, también han puesto de manifiesto el descontento de los ciudadanos por una situación que el gobierno del presidente de EE.UU., Barack Obama, ha calificado como “crisis humanitaria”.
Alan Long, alcalde de Murrieta, hizo el lunes pasado un llamado a los vecinos para que se opongan a este plan de trasladar por avión a inmigrantes desde Texas para ser procesados en una oficina de la Patrulla Fronteriza que está en su ciudad. Aunque reconoció que los inmigrantes no serán soltados en Murrieta y que tampoco tienen antecedentes penales.
Este rechazo provocó de inmediato la reacción de los defensores de los indocumentados a favor de la reforma migratoria en EE.UU., que no será tratada este año. Ante esta negativa de los republicanos de la Cámara Baja, el presidente Barack Obama ha pedido a su equipo que le entregue recomendaciones sobre medidas ejecutivas que puede tomar para arreglar, en lo posible, el sistema de inmigración del país.
Según BBCMundo, el proyecto fue aprobado hace un año en el Senado gracias a un inusual consenso entre republicanos y demócratas, pero languidece desde entonces en la Cámara de Representantes controlada por la oposición.
Pero aun cuando culpa a los republicanos de la Cámara de Representantes de impedirle concretar la reforma, Obama deseaba que el Congreso le conceda flexibilidad para agilizar las deportaciones de estos menores, así como nuevos recursos por $ 2.000 millones a fin de contratar a más jueces de inmigración y abrir nuevos centros de detención, solicitudes a las que los republicanos en el Congreso dieron una fría recepción y que puso furiosos a los defensores de los inmigrantes.
El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, culpa a Obama de este desenlace. “Dije al presidente lo que he venido diciéndole durante meses: los ciudadanos estadounidenses y sus autoridades elegidas no confían que él cumpla la ley como está escrita”.
El gobernador de Texas, el republicano Rick Perry, pidió ayer a Obama que visite la zona del valle de Río Grande, en su estado, por donde cruzan la mayoría de los niños indocumentados que llegan solos, aprovechando un viaje que hará a ese lugar la próxima semana para asistir a actos de recaudación de fondos para candidatos demócratas con miras a las elecciones legislativas de noviembre.
Según un sondeo de la universidad Quinnipiac divulgado ayer, Obama es considerado el peor presidente del país desde la II Guerra Mundial, por delante de George W. Bush.