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Oración a la Pachamama en el ritual de sanación

junta campesinaEntre las conclusiones, el tribunal anotó entre otros puntos, que los acusados aceptaron el delito y que en la comunidad existe inconformidad con los operadores de la justicia ordinaria, quienes pese a haber sido invitados a participar en el proceso no se hicieron presentes.
Por resolución del tribunal los acusados se sometieron a la autoridad de la justicia comunitaria que, en base al pedido de los familiares decidió nombrar una comisión para trasladar a los jóvenes a un centro de recuperación en Azogues. Una mujer del público mocionó que la gente colabore con algo para pagar el proceso terapéutico y así se hizo, tres personas voluntarias pasaron el sombrero entre los asistentes y recolectaron 241 dólares.
Antes de empezar la sanación, Pedro Solano, juez de la comunidad, pidió a los presentes que levanten las manos quienes apoyaban ese rito: la mayoría lo hizo.
Pasada la medianoche inició el rito de sanación con la orientación del yachac, Kusi Kayo Cungachi, quien antes llamó a los familiares de los detenidos para que sean ellos los encargados de propinar los castigos, aunque enfatizó que no se trata de un castigo, sino más propiamente de una sanación.
La ortiga es una planta sagrada que quita las malas energías; el agua es vida y purifica, y el látigo también despoja lo malo, dijo Kusi Kayo, antes de pedir al público que levante el brazo derecho y repita una oración a la Pachamama (madre tierra).
A pesar de que algunas personas intentaron persuadir a los presentes a abandonar el coliseo acusando a los padres y a la sociedad de todos los males que han hecho víctimas a los jóvenes y calificando de malas y morbosas a las personas que se quedaban a presenciar los castigos, sólo unos pocos abandonaron el lugar.
El hermano, el abuelo y el padre  se encargaron de ortigar, bañar en agua fría y azotar a los detenidos; cuando le tocó el turno al último de ellos, el público pidió más, a lo que el yachak, quitó el látigo al padre del  acusado y le propino un fuerte chicotazo en el torso desnudo, el cual le hizo retorcer de dolor y soltar un gritó que retumbó en el lugar.

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