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La obra del padre Víctor ha transformado Cojitambo

Padre VictorVíctor Toapanta tiene 42 años y es oriundo de la provincia de Cotopaxi, lleva 18 años en el sacerdocio, se formó en Italia y sirve en Cojitambo dos años y un mes.

El padre Víctor, como lo llaman en Cojitambo, pueblo ubicado a diez minutos de la ciudad de Azogues, cuenta que cuando llegó a esta comunidad, la parroquia estaba un poco abandonada.

Había poquísima gente que participaba. Ahora la parroquia ha logrado realce, dice el sacerdote y agradece a Dios por ello.

Vienen personas hasta de otras ciudades. El trabajo no es sólo en lo espiritual; pues también se presta ayuda profesional en el área psicológica.

Uno de los grandes logros es haber desarrollado actividades que generan ingresos económicos, aspecto que se aprovechó por la gran cantidad de visitantes de otros sectores de la ciudad y provincias. Con este fin se armaron carpas para la venta de comida (empanadas de viento, ceviches, encebollados, huevos de codorníz con sal, etc).

Además, la presencia del cerro de Cojitambo ha permitido el desarrollo de actividades deportivas, entre ellas la escalada, generando el turismo.

Su labor se la conoce en diferentes partes del mundo, a través de radio Génesis, Ondas del Volante y por la Internet. “Estamos en Toronto, EE.UU. Medellín, República Dominicana, Colombia, Austria, destacando siempre la riqueza del pueblo y sus sitios turísticos maravillosos”, dice el párroco.

En su rol como pastor espiritual y religioso, el padre Víctor le ha dado un toque especial a la celebración de la Eucaristía. Para explicar esta característica él parte de las preguntas: ¿Por qué tengo que venir a misa?; ¿para qué vengo a misa? Y la respuesta es simple: la palabra de Dios es para todo el mundo. La iglesia es para los católicos, no católicos, cristianos y no cristianos.

En la iglesia de Cojitambo hay gente de toda religión, que se reúne en base a un eje “Dios es un solo padre”, con lo que justifica el sacerdote el lleno total de la iglesia en sus misas.

Refuerza ese criterio, confesando que él en su vida privada ha vivido momentos en la calle, ha pasado momentos difíciles. Incluso estuvo en Colombia y en zonas de guerra, lo que le permite comprender mucho a las personas, lo que sienten, cómo viven.

Su facilidad de convocatoria también radica en su formación en áreas como la psicología educativa y clínica, lo que le permite aplicar en la vida diaria y lo más importante es celebrar bajo el influjo del Espíritu Santo, según dice.

En el diálogo nos cuenta que se prepara para cada celebración, para cada sermón, o para cada homilía. No es una improvisación, la gente merece lo mejor y yo doy lo mejor de mí, expresa.

Trabajo, problemas e ideología

“La gente ya no cree a los políticos, a los médicos, ni a los sacerdotes; sólo cree en las obras. Por ello practicamos el amor a Dios y por ello las obras, que dirán lo que somos”.

En Cojitambo hubo un nivel alto de alcoholismo, pero gracias al acercamiento con las familias, mucha gente se ha alejado del vicio y alaban a Dios. Para el sacerdote, aquello ya es una bendición.

Cojitambo es un sector en donde también la migración al exterior es alta y desde hace mucho tiempo.

Por ello los abuelitos, tíos, entre otros, han quedado al cuidado de los niños. Con esa mala experiencia siempre se les pide que no se vayan de este país. “Yo he vivido en muchos países, pero este es hermoso. Yo creo que si Dios no dispone de otra cosa, yo me quedo en mi país”.

Dejamos por un momento la parte pastoral, espiritual, social del religioso, para adentrarnos un poco y conocer su gusto por la política.

Al iniciar el conversatorio, con una sonrisa confiesa que desde joven ha sido partidario de la izquierda y el socialismo, pero sin exageraciones, es decir por los principios de igualdad, se ha luchado por la justicia, contra la opresión, contra la esclavitud, y sí una simpatía por ‘Jesucristo comandante’, ‘Jesucristo revolucionario’, imagen que la luce en el frente y espalda de su casulla (vestimenta exterior del sacerdote).

Sin la necesidad de ser político, cuenta que ha trabajado con varios presidentes, como Albaro Uribe en Colombia, con Lucio Gutiérrez y con otro más en Ecuador. Cuando se trabaja con una autoridad, lo que interesa es que sirva al pueblo, puede ser de cualquier orientación ideológica o política, dice.

Extractos de la homilía

“Tenerles aquí es una bendición de Dios hermanos, porque a este templo vienen solamente gente buena, vienen las mejores personas, las personas más bonitas, los hombres más fuertes y valientes, las mujeres más hermosas, dependemos sólo con la actitud con que hayamos venido. Hoy el tema que nos interesa son los talentos, la producción, la riqueza que a todos nos gustaría tener. Dios nos ha dado capacidades, talentos para que hagamos producir bastante, pero no hacemos producir porque no hacemos lo que nos mandan”.

“Imagínese tantos estudiantes que apenas sacan seis o siete sobre diez. Ellos, que mañana serán padres de familia, futuras autoridades, serán unos mediocres, conformistas y derrotados, porque se contentan con poco, y así quieren tener prosperidad y quieren tener éxito. Dios les ha dado la capacidad para pensar, para estudiar. No desperdicien esos talentos en las cantinas, no entierren esos talentos en el alcohol y en la droga hermano, levántate, sacúdete, saben porque no producimos, porque no sabemos qué talentos tenemos”.

Detalles

Las personas que asisten a misa los domingos, buscan que la homilía sea llena del Espíritu Santo, que sea actual y que sirva a las personas para vivir el momento.

El padre Víctor asegura que tomó cursos de radio y televisión y por allí algunos cursos de dominio de escenarios, como lo demuestra en la plataforma del altar.

El sacerdote, cual buen anfitrión de una fiesta, espera a los invitados (feligreses) a la entrada del templo y los recibe con besos y abrazos, dándoles la bienvenida.

Opiniones

Sergio Ortega, feligrés.

“Realmente es un padre excelente. A parte de la palabra de Dios, habla muy claro a todas las personas, entendemos todo. Explica bien a cerca de cómo seguir a Dios, a tal punto que Sergio, ya nota un cambio en su vida”.

Claudio Muñoz, músico.

Considera la gestión del padre como muy buena, pues ha hecho un trabajo importante en la parroquia. El padre tiene un buen verso y les ayuda a la gente generando el comercio los días domingos. “Yo me siento muy feliz”.

Rosa Matilde Molina, moradora.

Para nosotros ha sido el mejor sacerdote de nuestro Cojitambo. El padre llegó para dar realce a nuestro pueblo y a la comunidad. Nos ha enseñado a ser personas caritativas, más buenas, generosas y participar con todos.

Jorge Vásquez, colega.

“El padre, a más de ser un sacerdote, es un amigo; siempre está abierto a las necesidades de las personas conversando con gente, no sólo en un aspecto espiritual, sino que está presto para ayudar en cualquier aspecto humano”.

La frase

“Yo le pido a Dios que me envíe el Espíritu Santo que ilumine mi mente, mi cuerpo y mi alma para poder llegar a las personas”

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