
Uno de los sectores del país con mayor índice de migración es el cantón Déleg, de la provincia del Cañar, de donde más del 60 % de su población ha emigrado, de preferencia a los Estados Unidos. En el cantón se cumplirá hoy el gabinete presidencial y mañana será la sabatina.
Una muestra del desplazamiento de los ciudadanos de esta tierra son los resultados de las elecciones del pasado 23 de febrero, cuando el candidato triunfador a la alcaldía, Darío Tito, obtuvo 1.563 votos, frente al número de ausentes, que fueron 5.061.
El calificativo de “Pueblo Fantasma” que se ha resaltado en varias publicaciones de prensa, todavía se ajusta a la actual condición de esta ciudad que durante la mañana y tarde presenta a sus calles desoladas; esa situación sólo cambia cuando los niños y jóvenes ingresan y salen de los planteles educativos y el domingo que es día de feria y de oficios religiosos.
Otra realidad, inclusive ya registrada en el Censo del 2010, es el elevado número de viviendas deshabitadas, gran parte de éstas son construcciones modernas que fueron ejecutadas con las remesas enviadas desde el exterior. Estas edificaciones representan una alta inversión que no genera rentabilidad.
Déleg fue elevado a cantón el 27 de febrero de 1992, su población, según el censo del 2010 es de 6.183 habitantes, cifra que sigue la tendencia a disminuir.
Se dice que Déleg fue una comunidad pobre, que en el transcurso de los años y las remesas enviadas desde el exterior le ha permitido salir de la pobreza al 80% de sus habitantes.
El sacerdote Víctor Vázquez, párroco de Solano, única parroquia del cantón Déleg, dice que la presencia de mayor número de personas en las comunidades del cantón se da en los días de fiesta, cuando vienen los nativos de esta tierra. “Aquí hay una pequeña población de la tercera edad, ya la juventud ha emigrado y sigue emigrando”, comenta.
En Déleg las fuentes de sustento económico son la agricultura, ganadería, artesanía y comercio, a menor escala. El sacerdote considera que en Solano, al igual que en todo el cantón no existen personas que vivan en la miseria, sino gente que lucha por sobrevivir, principalmente quienes no reciben remesas del extranjero.
“En el cantón, no hay fuentes de trabajo, muchos de sus habitantes salen todos los días a la ciudad de Cuenca, en donde han logrado una fuente de empleo”, comenta el cura párroco.
En cuanto a los problemas sociales, se ve el alcoholismo en personas de la tercera edad, y en los jóvenes, hay el temor de que caigan en drogas, sobre todo por la influencia de pandillas como la denominada “Sombra Negra” que tiene células en este cantón. (DCC)