
El Lalay Raymi Cañari, también conocido como el Carnaval Cañari, es una de las celebraciones más representativas del cantón Cañar. Este evento, que tiene lugar en las parroquias y comunidades, es un homenaje a la Pachamama y a las tradiciones ancestrales del pueblo Cañari. La fiesta, llena de ritualidad, música, danzas, gastronomía y colores vibrantes, se celebra con un profundo sentido de gratitud y de unión entre las familias y las comunidades.
El 1 de marzo, a las 10:00 de la mañana, comenzó oficialmente esta celebración en la parroquia General Morales, un punto clave de encuentro para las diversas comunidades que componen el cantón Cañar. La festividad arrancó con un recorrido que abarcó 10 comunidades ancestrales, unidas por su rica herencia cultural. El recorrido comenzó en la comunidad de Hierba Buena, y siguió por Ramos Urku, Cajas Urku, Sitincay, Ramos Loma, Pucango, Ramos Uray, Zapán Grande, Chinipamba y Zapán Chico, para culminar en el centro parroquial, donde todos se reunieron para disfrutar de la música, la danza y las tradiciones que caracterizan al Lalay Raymi.
Bajo la coordinación de la organización ASOAC de Honorato Vásquez, el desfile de comparsas carnavaleras se llevó a cabo con un ambiente de bullicio, alegría y un derroche de color. Las comparsas, cargadas de energía y ritmo, fueron el centro de la festividad, dando lugar a un espectáculo que encantó tanto a locales como visitantes. Las comparsas se dirigieron hacia el centro de capacitación Las Villas, donde se realizó un concurso de comparsas. El barrio Chunchiloma o Tamboviejo se destacó como el gran ganador del certamen, gracias a su impresionante carro alegórico y la gran delegación que danzó y cantó durante todo el recorrido. El segundo lugar fue para el Barrio Divino Niño, y la comunidad de Gallorumi se llevó el tercer lugar, mostrando la diversidad y creatividad de las distintas comunidades participantes.
El alcalde de Cañar, Segundo Yugsi, participó en la ceremonia de premiación, entregando el pucara del Cuyñaña al barrio ganador, en una muestra de la alegría y el orgullo de la comunidad. Este evento simbolizó no solo la competencia, sino también la unión y el amor por las costumbres ancestrales.
El Carnavalazo Ingapirqueño 2025, que se enmarcó dentro del Lalay Raymi, fue un evento lleno de color, música y mucha alegría. Tanto locales como visitantes se unieron para disfrutar de una jornada vibrante y única, que reflejó la riqueza cultural. Durante este evento, la parroquia de Ingapirca hizo un cordial agradecimiento a sus nuevos padrinos, una distinción que recayó en la comuna Chuguin Grande, representada por su presidenta, la Sra. Nube Siguencia, quien recibió este honor con orgullo y gratitud.
En la parroquia de Chontamarca, la comunidad de Cimientos se convirtió en el epicentro de la festividad, donde llegaron participantes de diversas comunidades para compartir alimentos, danzas y cánticos. Este evento de confraternidad permitió reforzar los lazos entre las comunidades y mantener viva la esencia de esta celebración.
En otro de los puntos de la celebración, la organización Tucayta y sus comunidades realizaron una jornada llena de devoción y respeto por las tradiciones. Música, danza, gastronomía y rituales ancestrales fueron los pilares de esta festividad que, además de entretener, permite que las nuevas generaciones se conecten con su identidad y con las raíces de su pueblo.
El Lalay Raymi Cañari también se celebró en la parroquia de Zhud, con un desfile encabezado por autoridades locales, cantonales y provinciales, mostró el orgullo de la comunidad por su patrimonio cultural. La festividad culminó en la parroquia Juncal, donde las comunidades se reunieron una vez más para compartir, disfrutar y celebrar la vida.
Estas celebraciones tienen un propósito mucho más profundo que la mera festividad: buscan rescatar, valorar y mantener vivas las costumbres y tradiciones del pueblo Cañari, un pueblo milenario que sigue viviendo a través de sus cantos, comparsas, rituales y su conexión con la naturaleza.
El Lalay Raymi Cañari es un recordatorio de que, en cada rincón de Cañar, las tradiciones son la base de la identidad de su gente. Esta fiesta no solo es un homenaje a la Pachamama, sino también una celebración de la vida, la unidad y el respeto por las raíces culturales que siguen marcando el presente de las comunidades cañaris.