
En la explanada junto al Camal Municipal, donde por dos años funciona la feria de ropa, hace falta ejecutar trabajos básicos para dar funcionalidad a ese espacio que cada sábado es ocupado por cerca de 250 comerciantes que vienen de diferentes sectores de la región.
El polvo que levantan el viento y los vehículos que ingresan al lugar se deposita en las prendas de vestir que al final de la jornada son sacudidas antes de ser empacadas. En otros puestos se exhibe comida y espumilla sin ningún tipo de protección.
Los baños están en mal estado y el agua escasea conforme avanza el día, asegura Carlos Morocho. En el sitio no se ve presencia policial y los empleados municipales aparecen solamente para cobrar por la ocupación del espacio que utiliza cada comerciante. Hace dos años los comerciantes de ropa se instalaron en este lugar después de haber ocupado espacios en el Mercado de San Francisco, en la avenida Ignacio Neira, en el recinto ferial ubicado junto a la vía rápida, y en la parroquia urbana de Bayas.
Hace dos años, con el anterior alcalde, Eugenio Morocho, los comerciantes de ropa firmaron un convenio de ocupación de la explanada donde se encuentran actualmente. La vigencia del acuerdo es por cinco años.
El convenio obligaba al Municipio a ejecutar algunas obras como el mejoramiento de la vía de acceso, la adecuación de baterías sanitarias y la instalación de luminarias, obras que hasta la fecha no se han cumplido, señala Hernán González, dirigente de los comerciantes.
Pedir que se coloque una cubierta va más allá de las expectativas de los comerciantes, pues creen que el hecho de utilizar ese espacio un solo día a la semana no justificaría la inversión del municipio, por eso exigen al menos que se cumpla con la dotación de obras básicas. Jorge Vázquez pide a las autoridades municipales control de las ventas ambulantes.